Me llamo Pedro Oltra. Soy cartero. Una noche vinieron un grupo de miembros de la JSU a buscarme, por ser miembro de la Adoración Nocturna. Me llevaron a la prisión de Porlier, y en la fría noche del 17 de noviembre de 1936, me asesinaron en Paracuellos del Jarama. Nunca se hizo justicia con el dirigente que permitió mi muerte y no buscó después a los asesinos directos. Su nombre es Santiago Carrillo, y recibió homenajes de la sociedad española hasta su muerte, siendo acompañado por las más altas instituciones. Mientras, mis descendientes, y los hubo en los dos bandos, perdonaron pero no pueden olvidar.
Tras la guerra, los de ambos lados volvieron a ser una familia. Las heridas cicatrizaron. Creíamos, aquí arriba, que por fín llegó la paz. Vimos a hermanos y a primos que combatieron bajo distintas banderas, volver a abrazarse y cenar juntos en Navidad. Creíamos que eso era para siempre.
Espero que no nos equivocáramos. Está en tu mano.
GUTIÉRREZ