– Buenas. Venía a apuntarme a natación.
+ Hola, buenas tardes. Aquí tiene el formulario y los horarios.
– Perfecto. Muchas gracias.
+ ¿Natación para embarazadas? ¿es para su mujer?
– Es para mí.
+ ¿Cómo que para usted? ¿Me está tomando el pelo, caballero?
– En absoluto. Y no se dirija a mí con ese término. A pesar de mi aspecto, soy una mujer embarazada en el cuerpo de un hombre.
+ Claro. Y el hecho de que la natación para embarazadas cueste la mitad que el resto de clases, no tiene relación alguna con su “sentir interior” ¿verdad?
– Su actitud empieza a resultar profundamente ofensiva. Bastante duro es tener que vivir en esta prisión falomórfica, como para, encima, sufrir su trato vejatorio y transfóbico.
+ Pero si es que parece usted el hermano perdido de Bud Spencer…
– ¿Y? ¿Es que por ser mujer tengo que vivir de acuerdo a los cánones fascistas de belleza impuestos por esta sociedad heteropatriarcal? ¿mi barba no le parece femenina? ¡Soy la Frida Kahlo que no pudísteis quemar!
+ Pero si a esa señora no la quemaron…
– ¡Pues me da igual! ¡Exijo mi derecho a estar embarazada! El género tiene que dejar de ser una imposición social. Yo elijo lo que quiero ser. Usted no es quien para juzgarme.
+ Vamos a ver, hombre de dios. A mí como si quiere usted ser primera bailarina del Bolsoi, pero lo del embarazo… ¿Algún médico certifica su estado?
– ¡Ah! Lo que faltaba… ¿Pide un certificado médico a todas las embarazadas o sólo a las que tenemos barba? ¿Pero qué se ha creído?
+ En esa barriga no hay ningún bebé.
– ¿Bebé? Un feto no es un bebé, ni una persona…
+ ¿Y qué es el suyo, en este caso? ¿Gases?
– Los embarazos psicológicos son perfectamente naturales, se dan en muchas especies en la naturaleza. Deberían estar reconocidos como un derecho…
+ A mí no me engaña, oiga. Ni mujer encerrada en el cuerpo de Paquirrín, ni leches. Que casi se queda usted vizco cuando han pasado por aquí las chicas de natación sincronizada.
– ¿No le he dicho que soy lesbiano…?
+ Márchese de aquí inmediatamente o llamo a la policía.
– ¿Y si le digo que desciendo de los sefardíes expulsados en el s.XV? ¿No me van a hacer ningún descuento? Aunque sea en la matrícula, hombre… ¡Es una deuda histórica! ¡Me lo deben…!
+ ¡¡FUERA!!
ANA PAVÓN