El prejuicio no tiene por qué identificarse siempre y necesariamente con algo falso, erróneo o malo. Repitamos que el prejuicio y la mentira, aunque muchas veces van de la mano y se confunden y entrelazan, no siempre coinciden. Habrá prejuicios muy nocivos y otros beneficiosos. Los prejuicios pueden perfectamente coincidir con la verdad. Lo que era un “Juzgar de las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento, o también: juicio u opinión formado antes que los hechos sean conocidos”, no tiene por qué implicar que, después, el juicio no se corresponda con el prejuicio o que la falta de un cabal conocimiento impida, a la intuición, percibir donde está lo cierto y donde está lo falso.
Este libro desentraña los mitos y las realidades de las actuales democracias en un exhaustivo estudio construido desde simples ejemplos cotidianos manipulados, hasta el mundo político real entre bambalinas de las actuales tiranías: la democracia. La “tiranía amable”.
A. MARTÍN