“Porque yo soy muy listo / pero listo no significa sabio”.
Fuck Forever.
Peter Doherty, músico, pintor, escritor, modelo, dandi a ratos libres y frenético e incansable consumidor de drogas, fundó en 1997 The Libertines con su amigo Carl Barât, un grupo indie rock que después de dos trabajos y mil escándalos -con mayúsculos e históricos colocones en escenarios y televisiones- acabó separándose. La drogadicción confesada y sentenciada de Doherty marcó al grupo, en lo bueno, lo malo y en el habitual final. Todo lo que sube, baja.
El mismo tipo que apeó de la burra a Oasis, Blur y las Spice Girls, hijos consentidos de la Gran Bretaña, marcó la senda de una nueva etapa en la cultura pop más sucia, más elegante, y prácticamente igual de desfasada.
¿Qué sería de la música moderna sin drogas? Francamente, no tenemos ni la más mínima idea. Pero por lo que dejan entrever, sería algo así: Shoop shoop, shoop de-lang-a-lang… ad infinitum.
La caída libre de Peter y Kate (Moss) en una canción: What katie did.
A. MARTÍN