A mí, sinceramente, me importa una mierda la vestimenta de las mujeres musulmanas en sus países. Igual me da que circulen tapadas con un saco hasta los pies o vayan en trikini, ese asunto quizá fuese campo de mamandurria para las feministas militantes antipatriarcado o para la pléyade de ong’s abanderadas de los derechos humanos universales y tal.
Lo que me parece nauseabunda es la campaña desatada de un tiempo a esta parte para introducir el hiyab como una especie de moda en la mujer europea. “El Hiyab te hace bella” dice el slogan. Y van las tontas europeas tranquilamente por la calle cuando llega una tuercebotas que les insta a atarse la pañoleta alrededor de la cabeza hasta que se les queda pinta de buzo. No vean la cara de felicidad que tienen con su nuevo fashion look: “estoy de guapa que te cagas, tía”.
No sé, quizá deban los patriotas ultraliberales contraatacar con una campaña entre los hombres, algo del estilo “ponte esta kipá y verás cómo ligas, chulapo… luego ya si eso, te cortas el pellejín”
Total, Europa ha muerto, qué importa ya.
LUIS M.