No es el bastardo de amarillos lazos
ni el negrero que viola las fronteras
ni el etarra criado entre rameras
ni son los podemitas cabronazos.
No son las malfolladas feministas
con su neolengua torpe de inmundicia,
ni es el okupa que en Moncloa acaricia
necrófagos delirios revanchistas.
Si España se nos muere entre vileza
y apesta su gangrena corrompida
entre la indiferencia más ingrata
es por la cobardía y la pereza
de un populacho imbécil y suicida
pues es esa indolencia quien la mata.
J.L. ANTONAYA