Alguna vez me ha llamado la atención el perfil psicológico del pepero, ya desde los tiempos del arribista Fraga Iribarne o de otros ex falangistas/franquistas como Martín Villa, Aznar y un largo etcétera. Y sobre todo, del pepero de a pie.
Los primeros son -han sido- muy listos. Los segundos, en cambio, muy… pero que muy… estúpidos. Una estulticia y una estupidez que resulta recurrente y patológica.
Acomplejados, absolutamente indocumentados, necios, meapilas de la tolerancia, cobardones, tontos sin remisión, liquidadores de España.
Queriendo huir de la sempiterna y hábil acusación izquierdista de ser “herederos del franquismo” -lo que quizá resulte realmente sea acertado, con todos los matices que se quiera- los peperos intentan de forma insistente conjugar sus sueños más húmedos con la verborrea y el mantra del antifascismo. De tal modo que, cuando se quiere acusar a los comunistas o izquierdistas en general de prácticas totalitarias y dictatoriales, tan representativas de su ideología marxista, no les catalogan de estalinistas o leninistas, no. Les llaman “fascistas”. Y es que hasta ETA es “fascista”, hay que joderse…
Un antiguo camarada de juventud, ya en aquella época de Alianza Popular, para referirse a esta caterva, les decía “fanfinflas”.
Me gusta el término.
Luis M.
El PP acusa a Somos de querer imponer en los distritos una “dictadura radical y fascista”
http://www.lne.es/oviedo/2017/04/17/pp-acusa-imponer-distritos-dictadura/2089912.html