Háblame con la voz de los gigantes.
De aquellos que soñaron primaveras.
De aquellos que miraron a la muerte a los ojos
sin renegar jamás de sus ideas.
Háblame con la voz de los osados,
de aquellos orgullosos y leales
que se plantaron firmes ante el odio
regando sonrientes con su sangre
el hispánico suelo yermo y sórdido.
Háblame de la luz inabarcable
de Luceros eternos, luminosos,
de su ejemplo y su fuerza inquebrantable
del sueño de un futuro venturoso.
En estos días grises y cansados,
necesito las voces de otros días.
Necesito su impulso valeroso,
necesito su fuerza y su alegría.
Soportamos la herencia de unos héroes.
Y en nuestros hombros,
humildes y cansados,
descansa un mundo nuevo que aún espera
nacer entre las sombras que habitamos.
Háblame de banderas victoriosas
y de miradas claras que alcanzan
las montañas y en la nieve
habrán de contemplar el sol eterno.
No podemos jamás olvidar el pasado.
Y si existe el futuro que soñamos
se alzará sobre la sangre y el esfuerzo
de aquellos que hoy dirigen nuestros pasos.
Nuestros Caídos son nuestra fuerza suprema.
No entiende el enemigo nada de esto.
Nuestra mirada siempre hacia el futuro.
Y nuestro corazón,
hasta el fin de los tiempos,
clavado en en el pasado,siempre vivo,
de los héroes Caídos, siempre eternos.
Manuel Cabo Fueyo