“El Mundo no va a librarse de nosotros, después de todo”. “La Guerra durará indefinidamente, ¡siempre, siempre, siempre!”
Seis años de Guerra Total, no sólo contra todas las Grandes potencias -el Imperio Británico, el Imperio Francés, USA y la URSS-, sino contra todo el Orbe. Sólo el Estado Vaticano, España, Portugal, Suecia y Suiza mantuvieron su neutralidad y no declararon la Guerra a Alemania. Ninguna Nación se había enfrentado a todo el Mundo hasta la I y IIGM. Esa Nación fue Alemania.
Millones de soldados y civiles muertos, más de tres millones de mujeres alemanas -desde niñas a ancianas- violadas por las Tropas soviéticas, estadounidenses y francesas, una patria ocupada, sojuzgada, dividida y amputada. La mayor limpieza étnica de la Historia, con millones de Alemanes desplazados de sus territorios seculares.
El 7 y 8 de mayo de 1945, los Mariscales Alfred Jodl y Wilhelm Keitel firman en nombre de la Werhmacht, en Reims y Karlhorst (Berlín) respectivamente, la Capitulación de Alemania ante los Aliados Occidentales y ante la URSS.
A la Capitulación siguieron los crímenes, el hambre, las violaciones. Y el Werwolf, la Resistencia Alemana contra las Fuerzas de Ocupación, cuya actividad se prolongó hasta 1948. Y, tras la disolución del Werwolf, el Partido Socialista del Imperio, heredero del NSDAP. Y, disuelto éste por el Tribunal Constitucional de la RFA, el NPD. Y, en 1989, la Caída del Muro de Berlín y la Reunificación Alemana.
La Guerra no ha terminado.
PEDRO PABLO PEÑA