Es falso eso que dicen de que “un psicópata no tiene sentimientos”. Lo que no tiene es empatía. En otras palabras, los sentimientos ajenos le importan un bledo, pero sí y mucho los suyos propios.
De hecho son los únicos que le importan, lo cual sale a relucir -de manera harto pueril, acorde con la sociedad hedonista, pusilánime y decadente que vivimos – también en momentos difíciles como los que estamos viviendo ahora.
La tan cacareada “banalidad del mal” no es más que eso, ausencia de empatía motivada por una egolatría descomunal.
CACHÚS