Cuando en la II República se empezaron a retirar los crucifijos de las escuelas, en una villa navarra, salió Francisco Echeverría (veterano de la Tercera Guerra Carlista) y dijo: “¡Atrás! ¡Mientras quede un voluntario de Carlos VII el Cristo estará en la Escuela!”.
Y el Cristo se quedó.
J. MARTÍNEZ